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Amanchu
Junichi Satou vuelve a trabajar con el mangaka Kozue Amano para repetir la belleza de nivel divino que crearon con Aria la Animación. El producto final no es tan poderoso como su primera colaboración; carece del escenario verdaderamente mágico y del elenco celestial de personajes. Pero por sí solo, Amanchu se erige como un programa de sanación y de retazos de vida sobre el buceo.
Fuente: jkanime
Sankarea
El primer trabajo de Omata fuera de Studio Shaft, muestra que su talento va más allá de colaborar con gente como Akiyuki Shinbo. Sankarea puede sentirse extraño en su primera visión, es ciertamente un espectáculo que pide una segunda. Es una obra visualmente asombrosa, y la pesada atmósfera que Omata es capaz de crear para el espectáculo sin decir mucho es admirable.
Shirobako
Un anime sobre la creación de anime no es tan cinematográfico como se supone que es. Más bien, en el caso de Shirobako, Mizushima toma el enfoque de mostrar todo en un nivel muy real de contar historias. Por supuesto, hay elementos ficticios repartidos por toda la historia, pero es un anime distinguido que pretende enseñar a los fans cómo se hace el anime. Los episodios nunca se sienten como lecciones directas, todo se muestra de forma natural en una historia que progresa sin problemas.
Violet Evergarden
Kyoto Animation fue golpeado por algo sin precedentes este año y nunca será olvidado. Pero el estudio no debe ser recordado por la tragedia que lo golpeó, debe ser visto por su trabajo icónico. Violet Evergarden no fue tan fuerte como prometía el bombo que la rodeaba, pero cuando el show llegó a sus notas altas se disparó. Hubo muchos momentos hermosos esparcidos por el espectáculo (probablemente gracias al delicado toque de Haruka Fujita). Con lo que literalmente puede ser la mejor banda sonora de anime jamás grabada hasta la fecha, Violet Evergarden es en realidad sólo unos pocos (muy) débiles episodios de cruzar el territorio para convertirse en una verdadera epopeya.
Noragami
El anime que «salvó a Studio Bones», pero en realidad no lo hizo. Noragami es uno de los pocos anime de acción que va más allá de las leyes básicas del shounen de la publicidad gratuita y la masculinidad tóxica. Yato es uno de los protagonistas más interesantes de un anime de acción en la década, con sus motivaciones mucho más profundas de lo que está dispuesto a mostrar. Es el drama de personajes conflictivos como ese lo que hace que este show se destaque de sus menos que estelares pares. También ese arco de Bishamon.
Saga de Zombieland
Es la comedia absurda que Uma Musume desearía que fuera, pero que nunca pudo alcanzar. Zombieland Saga es un título perfecto para la película Zombieland 2, pero en cambio es para el nombre de un programa sobre ídolos zombies. El anime es muy consciente de su premisa y aprovecha cada oportunidad para ordeñar escenas ilógicas de comedia.
Parque Brillante Amagi
No puedo describir lo devastado que estoy por perder a Yasuhiro Takemoto de la forma en que lo hicimos, él era uno de los directores principales de KyoAni y un maestro de su oficio. El primer episodio de Amagi Brilliant Park debería convencerte de lo técnico que es en la entrega de cortes cómicos. Su sentido de la edición rápida para mejorar una broma se hace con maestría en muchos episodios. Además, no hace daño que el protagonista sea Kanye.
Tsuritama
Tsuritama es esa extravagante comedia de pueblo costero que todo el mundo necesita. Este espectáculo es inmensamente divertido, con mucha personalidad gracias al siempre excéntrico enfoque de Kenji Nakamura (Mononoke, Gatchaman Crowds, Kuuchuu Buranko) en la narración de historias. El espectáculo se siente como si fuera casi una fantasía infantil, pero toca las emociones y temas como la ansiedad de manera muy interesante y única.